jueves, 29 de octubre de 2015

Busca las 7 diferencias

Siempre has querido hacer Puenting.

Hoy por fin vas a saltar porque hace tres semanas reuniste valor y te animaste a hacer una reserva para el sábado 31 de octubre. Saltas y se rompe la cuerda ¿Qué diferencia hay?

¿Diferencia con qué?

Diferencia con una vida que siempre cede al miedo.

lunes, 7 de abril de 2014

Si mi debilidad fueran campos de trigos, todos querría ver en llamas, pues prefiero comer cenizas que carencia.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Elige

Pensad que ahora por un instante cerrado, se parte el mundo en dos, se escinde otorgándote una proposición extraordinaria y mítica.

Te concede dos manos, con una puerta cada una.

En la segunda eres un dios y tu único poder reside en destruir todo cuánto existe.

En la primera eres tú, entras como saliste, sales como entraste. Como esas pesadillas en las que una habitación a través de una puerta te lleva a la misma habitación. Eres tú, humano, mortal, pequeño, puntual, la inmensidad y la conciencia te acompañan y tienes un largo camino que te encanta en lo terrible y en lo maravilloso. Tienes dos manos, esta mano te ha llevado a dos manos, las tuyas. Puedes ser artesano, humilde, paciente, reducido, mínimo si quieres pero puedes, puedes crear y eso llega hasta donde quieras, hasta donde te atrevas.

Yo tengo dos manos, y siempre escojo la primera, mi vida tiene entidad y esencia en ella. Siempre la he escogido y siempre la escogeré.

Yo les doy nombres, para mí se llaman esperanza y pasajero.

Yo estoy inmensamente agradecido y extasiado de todo cuánto vivo, porque sea lo que sea, yo debería estar muerto muchas veces desde hace tiempo y, sin embargo, estoy vivo y seguiré bebiendo del mundo hasta que saboree el origen.

sábado, 4 de mayo de 2013

Perversidad.

No he encontrado una definición más precisa para el accidente psicológico de la maldad humana que el acuñado por Edgar Allan Poe como instinto de perversidad.

A numerosos estudiosos o analíticos de las características de la mente humana le satisface concebir esas conductas, reacciones o instintos atroces como un contenido natural y concentrado de los retazos de la animalidad imbricada en el desarrollo evolutivo y natural de la especie humana, obviando la variable volitiva, hundiéndola en la caprichosa dismorfia irracional de la soberanía del instinto sobre la racionalidad.

Se prefiere pensar que la deformidad moral es prueba de un atavismo irreparable nacido de algún accidente genético, más que asumir que esa ruptura o transformación de la mente está al alcance de todo ser que tome primero conciencia, y luego, potencia de ella.

Hay múltiples factores circunstanciales que dirigen a condiciones propicias para esta abrasión y destrucción del sentido de humanidad, pero sin ser ello un acto lúcido ocurre que los protagonistas despiertan tras el curso de sus monstruosidades como de un mal sueño que no pueden justificar, tan pronto como las condiciones en que han sido sumidos desaparecen. Aunque sin haber sido un acto consciente, tampoco son capaces de absorber con resiliencia las consecuencias de sus actos y muchos de los perversos transitorios acaban por tener secuelas y trastornos adheridos de por vida, fruto de la contradicción neurótica constante entre sus actos nefastos y una realidad en la que ya ni son aplicables ni necesarios ni posibles y desbaratan por sí mismos la imagen social y la imagen personal del alterado individuo.

Pero el caso central no es ni el del individuo que se ha visto avocado a la crueldad por el peso de las circunstancias ni el que ha nacido con una tendencia congénita a ejercerla pues en ambos casos hay un condicionamiento directo de la personalidad. El 3% de la población mundial tiene una carga sintomática importante de psicopatía y en condiciones elevadas de estrés la crueldad y el egoísmo extremo imperan en un porcentaje extenso de los tipos psicológicos, superponiéndose al instinto de supervivencia.

Sin embargo, el término da nombre a una tendencia constante y acallada que murmura en el fondo de la caverna mental con la voz de la posibilidad que siempre ofrenda la libertad. Es la certeza convencida de todo de lo que somos capaces de hacer, la percepción exacta de una frontera, el conocimiento de un conjunto de cuerdas de la psique que emiten siempre una melodía extraña, terrible y poderosa como un trueno que se elige o un cataclismo que se reclama. Es la inquietante posibilidad de negar en un acto todo lo que eres y quieres ser y dejar firmado al menos aparentemente la muerte y desaparición del camino de la plenitud.

El mal es la llave de la autodestrucción más profunda.

Es tan sumamente tentador y horrendo el poder de negar instantáneamente todo lo que significa ser humano, romper y hundir en la sima de tu negrura asumida el peso y el ritmo de las civilizaciones enteras que han corrido por la historia hasta desprenderte a ti, que hay seres que toman los mismos resortes que otras personas emplean para aportar civilización progresiva a la humanidad, en precisamente romper interiormente con todo lo que puede concebirse como bello o armónico, y transmitirlo. Necesitan representar esa ruptura, para hacerla real, han de realizarla. Actos irreparables...quieren ser estéticamente...nada los es realmente, la entropía tiene incontables caminos y ninguno es preferente si produce el mismo desorden.

Ese magnetismo de tinieblas a veces absorbe toda la libertad del individuo y hace de su camino una caído abismal, atormentada y convulsa, llena de un sufrimiento y una impotencia desgarrada. Otras, es fruto de una elección libre y serena, profundamente escogida y seguida por lo cual adquiere una deshumanización ideal que sin alterarlo, transforma y remata radicalmente al sujeto, haciéndolo dueño y rector de su malignidad.

Por último, señalar que estamos estructuralmente muy protegidos de ese magnetismo pero que es común a todos pues nace de la potencia de nuestra libertad. El camino hacia la libertad nos libera de estructuras y para continuar por encima de ese magnetismo debemos sustituir la rigidez de estas estructuras por la solidez e integridad de la conciencia creciente.

jueves, 11 de abril de 2013

Prejuicio.

La mayor parte de la gente te juzga, pero raramente como tú imaginas que lo hace.

Tu imaginas con reflejos de tu debilidad y de tu desconfianza en ti mismo.

Ellos te piensan y te clasifican a través del tamiz de sus miedos, experiencias generales y facilidades del determinismo mental.

Ambas son cobardías que separan, desde fuera y desde dentro, presuponiendo juicios sobre experiencias improbables que solidifican una sensación de protección. Sensación, no determina ninguna protección.

Es la elección de una actitud cómoda y ciega que sostiene un tono anímico de guarida y cobijo. De hecho, es contrario a la utilidad, no tiene ninguna practicidad si no está fuertemente arraigado a la intuición. Nada te hace más vulnerable que la espectación falseada.

La actitud que me transforma y me engrandece en una receptividad dinámica de la experiencia es ser capaz de abrir la atención a lo que reciben mis sentidos y mis estructuras mentales (en estado normal, siempre las tenemos), para elaborar a tiempo real una creación crítica y veraz de las cosa que vivimos.

Los prejuicios transmiten al individuo seguridad, mientras arrebatan posibilidades de realidad.

Son... una jaula mullida.

jueves, 28 de marzo de 2013

Necesary independence

No malgastes tu tiempo junto a nadie que no aprecie pasarlo junto a ti.

No necesitas a nadie que no quiera estar contigo.

La dependencia es un insulto a uno mismo, pintado de ternuras insolventes.

Pocas cosas suscitan un rechazo tan automático como la dependencia emocional. Cuando no es así, es porque el carcelero aplaude las cadenas que le regalas.

El amor, la joya de la existencia, nada tiene que ver con someterte al capricho de la atención ajena y a la confusión de la percepción de la misma. Ni siquiera eres capaz de ver con claridad si importas y aportas a la otra persona.

La obsesión tiene alturas. El sentimiento (cuyo objeto se confunde) envenena el pensamiento y el pensamiento, envenena la acción. Libérate a la inversa, con voluntad limpia tu acción de tu obsesión; con tiempo la ausencia de acción limpiará el pensamiento y el sentimiento, se secará para traer lluvias más fértiles.

Cólmate del respeto necesario para elegir tus afectos y no esclavizarte a ellos.